Rehabilitación para la recuperación de un esguince

Lic. María Clara Funes Trama
Esp. en Kinesiología
MAT. 7435

¿Por qué es importante realizar una rehabilitación para la recuperación de un esguince?

Los esguinces son lesiones muy frecuentes a las que, habitualmente, no se les presta la atención correspondiente. Lo cual puede acarrear consecuencias en el futuro, como dolor crónico, la inestabilidad de la articulación o, incluso, puede llegar a derivar en problemas en otras regiones corporales.

Existen diferentes grados, en función a la severidad de la lesión:

  • Esguince de grado 1: Se produce una distensión de los ligamentos. En estos casos la infamación suele ser mínima y el dolor se va pronto.
  • Esguince de grado 2: Existe un desgarro o rotura parcial de los ligamentos. La inflamación es mayor, apareciendo incluso hematoma, tornándose ciertas zonas de la lesión morada.
  • Esguince de grado 3: Hay una rotura completa de los ligamentos. En algunos casos, podría ser necesario hasta intervenir quirúrgicamente.

Luego de una evaluación médica para determinar la severidad de la lesión, ocurre la derivación a kinesiología.

El comienzo del tratamiento debe ser lo antes posible con el fin de evitar recidivas o problemas mayores derivados de un proceso de curación inadecuado.

En un primer momento, en la fase aguda, se busca lograr disminuir la inflamación y el dolor. Posteriormente, se trabajará para restaurar la movilidad perdida, especialmente importante, y con ejercicios de fuerza, para potenciar la musculatura, y de propiocepción, con el fin de devolver la estabilidad a la articulación.

El ejercicio terapéutico guiado y supervisado por un kinesiólogo desempeña un papel crucial en el proceso de recuperación por varias razones:

  • Para promover la cicatrización de los ligamentos: mediante el ejercicio se consigue estimular el flujo sanguíneo hacia la zona afectada, acelerando así la cicatrización y reduciendo la inflamación.
  • Para restaurar la movilidad: el esguince de tobillo cursa con una inflamación que a menudo limita la amplitud de movimiento y causa rigidez. Sin embargo, mediante ejercicio se trabaja para recuperar esta movilidad en la mayor brevedad posible.
  • Para restablecer la fuerza y la estabilidad: el ejercicio ayuda a ganar fuerza en los músculos de alrededor de la articulación, mejorando la estabilidad y, por consiguiente, reduciendo el riesgo de futuras lesiones.
  • Para reducir el dolor.
  • Para recuperar la funcionalidad articular: esto es un aspecto esencial para que la persona pueda volver a sus actividades diarias, deportes y ejercicio físico sin limitaciones.
  • Para prevenir recidivas: es importante tener en cuenta que el ejercicio terapéutico no solo trata la lesión actual, sino que ayuda a prevenir futuros esguinces, ya que busca mejorar el equilibrio, fuerza, propiocepción, coordinación y reflejos.

Es importante que el ejercicio terapéutico sea guiado por un profesional que individualice el tipo e intensidad de los ejercicios según el grado de lesión y las necesidades de la persona.

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