La hora de oro

Dr. Hugo Pedraza
Esp. en Neonatología
MP 94083

EL PRIMER TIEMPO CON TU BEBÉ ES CLAVE.

Te contamos por qué y qué no te debe faltar en este momento:

La hora de oro u hora sagrada es el momento luego de nacimiento que requiere tres acciones sensibles al tiempo. De no realizarlas en ese momento, se pierden todos sus beneficios. Son el contacto piel con piel, la puesta al pecho precoz y el clampeo tardío del cordón umbilical nacimiento.

El nacimiento es un momento donde hormonas del estrés, como la adrenalina, noradrenalina y el cortisol, aumentan a niveles que no volverán a repetirse en la vida. Estas hormonas del estrés son necesarias para lograr una adecuada adaptación a la vida extrauterina. Permiten la activación del bulbo olfatorio cerebral, íntimamente vinculado con la amígdala, llamada el cerebro emocional. Esto permite que el recién nacido pueda vincularse con su madre a través del olfato y que ese olor de piel sea su lugar de contención. Dichas hormonas son necesarias para reabsorber el líquido amniótico remanente en los pulmones y así lograr la adaptación pulmonar a la vida extrauterina. Una vez que respira, las catecolaminas, producen un estado de alerta de bebé y favorece la visión, uno de los sentidos con los cuales localiza el pecho materno. Una vez producido el nacimiento, este estrés es amortiguado poder contacto piel con piel y la puesta el pecho precoz.

El contacto piel con piel, tiene que ver con reconocer el cuerpo de la madre como hábitat natural del recién nacido. Este lugar que brinda calor, contención, olor. La piel tiene el mismo origen embrionario del cerebro.  La piel tranquiliza y amortigua las hormonas del estrés del nacimiento. Bajan los niveles de adrenalina y cortisol, sube los niveles de oxitocina, llamada la hormona del amor. Esto permite que el bebé no pierda temperatura y estimula la lactancia materna, establece un apego temprano y favorece la autoestima de la mamá.

Si a un recién nacido lo dejamos en el vientre de su madre, reptará a su tiempo hasta llegar al complejo pezón areola, y luego de reconocerlo, logrará prenderse y dar las primeras mamadas. Esto terminará de confirmar que la fisiología de nacimiento si ha impuesto y la vida ha triunfado. Dejar que el bebé se ponga al pecho sin interrupciones, favorece una lactancia materna exclusiva. No hay interferencias entre la boca ni el pezón y se produce un acople que deja impreso a la sensibilidad de recién nacido, todo aquello que necesita para su supervivencia.

El clampeo tardío de cordón umbilical tiene que ver con esperar un tiempo del menos de un minuto o hasta que deje de latir para proceder a cortarlo, que permitirá el pasaje de sangre placentaria que, al bebé, aumentará los depósitos de hierro y previniendo la anemia de las infancias. El hierro es un componente necesario de la hemoglobina, principal molécula transportadora de oxígeno necesario para el desarrollo del sistema central.

Así, estas tres acciones nos acercan al paradigma biológico original, donde la separación entre recién nacido y mamá es cero. Proteger, promover y respetar este momento sagrado de nacimiento, es una forma de dejar a la fisiología del cuerpo y la naturaleza expresarse en su esplendor sin interrupciones, además de impulsar el protagonismo de la mujer y la familia. Desde la Clínica 25 de Mayo, como una iniciativa de transformación, se abre este nuevo espacio de acompañamiento para aquella familia que así lo desee.

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